INTRODUCCIÓN
La
autora a través de la mirada de Victoria,
Clara y Aurora nos muestra el paisaje de las vivencias cotidianas de tres
mujeres del siglo XX. Victoria y Aurora
son mujeres nacidas en la década de los años '50. Clara nació veinticinco años
después.
Este
libro relata someramente sus más íntimas ilusiones y los deseos de amor y
alegría que ellas albergaron durante años esperando que se hiciesen realidad
algún día.
La fría realidad es ... que – tanto hoy como ayer - las relaciones
humanas, mayormente son superficiales, hipócritas o egoístas. Hoy además estamos ya en la era de las
máquinas cibernéticas y de la
realidad VIRTUAL, terribles lacras que alejarán cada vez más a los
seres humanos de la convivencia de unos con otros.
Que
los mismos que se reúnen para hablar
de PAZ son los que venden las armas a los pueblos para que se
masacren entre sí. La industria de las armas bélicas es muy poderosa. Las
guerras no son guerras civiles sino guerras
contra los civiles dirigidas por los clanes que quieren
“repartirse la tarta” del planeta.
Guerras
contra la libertad de conciencia y de creencias con reciprocas atrocidades y crueldades que deshonran a la divinidad en nombre de la cuál son
perpetradas.
Que
los mismos estamentos que condenan y castigan el aborto con el carismático lema
de "Derecho a la Vida", tienen la desfachatez y no se “cortan un pelo”
-al igual que no se “cortaron” en el pasado- a la hora de enviar a miles de
adultos a morir en cualquier guerra o de masacrar bombardeando las poblaciones
habitadas por ancianos, mujeres y niños.
Las
directrices de los gobiernos tienden cada vez más a los estados policiales con captación de datos personales,
escuchas telefónicas y cámaras de vídeo por las calles.
Luego
vendrán los "micro-chips"
con código individual para poder saber en todo momento donde se encuentra
cualquier individuo. Sigue habiendo sin embargo por su parte, malversación de caudales públicos,
prevaricación y cohecho.
No
nos conceden ni siquiera derecho a nuestro propio cuerpo: Gobiernos e Iglesias se consideran sus
exclusivos propietarios con lo cuál únicamente “ellos” pueden violentarlo o destruirlo cuándo lo consideren
oportuno.
El
ser humano -de tener que dar cuentas a alguien por el mal uso de su cuerpo-
tendría que dárselo, en todo caso, a aquellos de quienes procede, a saber, de
los elementos y metales de La Madre Tierra
y del aliento de vida de Dios, El
Gran Espíritu, no a unos "endiosados" que juzgan y condenan
la propia decisión a disfrutarlo o incluso a destruirlo.
La verdadera LIBERTAD debiera ir del onanismo al aborto; de la
prostitución a la eutanasia, pasando por el trabajo auto-satisfactorio y el
placer de cualquier tipo sexual.
Hay
fanatismo religioso cuándo la moral
dictada para "proteger" al
individuo va “contra el propio individuo” y simplemente se
le impone. Para más “inri” NOS es
impuesta por personas y estamentos, que son claros ejemplos de precisamente no hacer ellos mismos lo que obligan a
hacer a los demás. ***
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